El padre Gabriel vive en medio de una tribu de indios guaranies a los que intenta proteger contra los mercaderes de esclavos, cuyo jefe es Mendoza, un hombre malvado y cruel que en un arrebato de celos mata a su propio hermano.
Este hecho le llevará a cambiar su vida y hacerse jesuíta para expiar sus pecados, tratando de encontrar su redención entre sus antiguas víctimas.
Pero la Iglesia decide cerrar la Misión y abandonar a los indios a su dramático destino contra lo cual ambos religiosos deciden defender hasta el final la independencia de la misma, cada cual a su manera. Gabriel confía en el poder de la oración; Rodrigo Mendoza, en la fuerza de la espada.
Con una BSO estraordinaria (Ennio Morricone), se trata de una película para no olvidar.
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